5 Razones para escuchar a los niños
Decimos que los niños no escuchan, y nos sorprende.
Los niños aprenden de lo que ven y lo que asimilan si tener consciencia de haberlo aprendido y por ello, repiten nuestras acciones muchas veces sin comprender lo que hacen, sin intención.
Si pretendemos que los niños escuchen cuando les hablamos, ¿no sería mejor escucharlos cuando ellos nos hablan?
La escucha, esos dos minutos de dedicación exclusiva a lo que nos tengan que decir les enseña mucho más de lo que pudiéramos imaginar. Parémonos un segundo y tomemos conciencia de lo que esos dos minutos de atención les muestra y la oportunidad de aprendizaje que se abre:
- Empatía. La atención plena que les mostramos les prueba su importancia en nuestra vida, el lugar que ocupa en nuestras prioridades, el entender su necesidad de compartir, de preguntar, de comunicar. Sus palabras tienen un valor, las recogemos como muestra de amor y de respeto. Y ahí entrar a trabajar las neuronas espejo, así «los expertos en neurociencia suponen que estas neuronas desempeñan una función importante dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, tales como la empatía ―capacidad de ponerse en el lugar de otro― y la imitación ―fundamental en los procesos de aprendizaje- » ( sic Nueces y Neuronas)
- Autoestima. Con la escucha plena les evidenciamos que les vemos, que existen para nosotros, que su presencia y sus palabras son importantes.Nuestra sonrisa, nuestra calma y tranquilidad al escucharles son un regalo y a la vez una lección, sus neuronas espejo se activan y reproducen la emoción.
- Autonomía. Sus palabras tiene un valor, no necesitan que los demás contesten o hablen por ellos. Sus palabras, por muy confusas, a veces incoherentes y vagas que nos parezcan son su salida al mundo, su forma de mostrar quienes son y cómo ven el mundo, sus miedos, alegrías y preocupaciones. Si no les dejamos que se expresen, que se equivoquen, que se atrevan… ¿cómo van a crearse su Yo autónomo e independiente, su Yo único y reflexivo?
- Confianza, en ellos mismo y en nosotros. La escucha activa nos ayuda a revelar un interés genuino por lo que pueda decirnos, nos abre una vía única y especial de comunicación (que será muy útil, necesaria y deseada en la adolescencia). Una forma de estrechar la relación al ofrecerles un espacio de consulta, de intervención, de duda y de miedos, de alegrías también. Una forma de ser ellos mismos sin juicios ni expectativas, un sitio para equivocarse y aprender.
- Inteligencia Emocional. A través de esa escucha activa les demostramos que mediante la atención plena podemos comunicarnos sin palabras, leyendo y conociendo al otro, su mirada, su corporalidad, lo que no esta sabiendo o pudiendo decir con palabras. Nuestro entendimiento de lo que nos está queriendo decir mediante las palabras, con su emoción y con su cuerpo les enseña a comunicarse, a relacionarse, a entenderse y a comprender al otro, al que está enfrente desde una atención y entendimiento más completo, más hábil.
… la sexta, de regalo. Esa atención, esa escucha plena es un Regalo para nosotros, los adultos… son infinitos momentos de risas y de confidencias, de sorpresas y aprendizajes. De descubrimientos de ese mundo maravilloso que ellos están descubriendo, de esas pequeñas cosas que a los adultos se nos pasan, que se nos olvidan o hemos perdido por el camino.
De su yo más inmediato, más real, más intuitivo y primario, nos permiten descubrir su esencia, su forma de mirar y de entender el mundo.