2019
“2018… quiero empezar con un Gracias!, el año se acaba y he aprendido a aceptar que me equivoco, que la ignorancia es un regalo, un trampolín, una puerta abierta hacia la sorpresa y el disfrute, hacia el crecimiento.
He aceptado la imperfección de mi persona, he trabajado la humildad, la generosidad y el miedo, y no sin esfuerzo y sorpresa, he conquistado el salto, el atrevimiento y la duda, abrazando la incertidumbre y el desasosiego.
He recibido sonrisas, el mejor regalo, la escucha y el empuje de los que vieron algo en mi que merecía ser iluminado, a estos les doy las gracias. En este año he sido capaz de percibir más y mejor, la sinceridad de una caricia, la amabilidad de una mirada, de un silencio compartido. La sorpresa del presente, el apego al pasado, el paso del tiempo y el cambio de hora.
Me he permitido celebrar resultados y anhelos y he sufrido miedos y angustias, algunos prejuicios, incertidumbres y muchas dudas, y gracias ea ello, he podido disfrutar del abrazo amigo y del consuelo propio. El mío, el trabajado, cuidado y regado con la confianza, la mía y la de de todos los que me han apoyado, ayudado, aconsejado y obligado, a veces regañado y otras veces lanzado… a dar el salto, a atreverme, a cuidarme y a quererme. Gracias.
365 días que celebrar y recordar, semanas y meses de siembra y finalmente, de recogida. El recuerdo al dejar que la memoria señale los días y dibuje las noches hace de los frutos cosechados, un dulce caramelo.
2018 ha sido un año importante, de sorpresas y sustos, de descubrimientos, mucho trabajo, muchos aprendizajes y lecciones, de risas y algunas lágrimas.
Un año de cierta madurez (y lo que me queda!), de tonterías (y las que me quedan!!) y mucho amor, y con este sentimiento me gustaría desearos un 2019 igual de completo, un regalo de 52 semanas de posibilidades.
Os deseo la alegría, la paz y el sosiego necesario para hacer frente a días oscuros de tristezas y dudas, la fuerza para levantaros tras la caída, la entereza para mirar de frente cuando el dolor, la rabia y la frustración llamen a la puerta, la humildad para disfrutar del aprendizaje y del error, la generosidad para compartirlo y el amor y la felicidad para vivirlo.
Os deseo días de risas, de momentos felices, de descubrimientos, ilusiones y triunfos, que la salud acompañe y que los niños iluminen el camino.
Que los días sean completos, que las noches sean dulces, que las tragedias sean pocas y las alegrías eternas. ”
(Maria San Román Riveiro / dic 2018)